Exacto, puedo decir otra vez más que TGDT (y no precisamente como «Tengo Ganas De Ti»), y es que hoy (y absolutamente todos los días desde que pasó «lo imposible» hace más de tres años) tengo mil billones de ganas de volver a la rutina que he llevado siempre desde los 18. Sí, tengo ganas de trabajar.

Exacto, tengo ganas de trabajar…

Esa rutina en la que todos los días te levantas, te vistes, desayunas, coges el equipo de trabajo y sales a cotizar trabajando en algo que (por lo menos en mi caso) siempre y en todos los trabajos en los que he estado me ha gustado, y ya no sólo eso, sino que me apasionaba trabajar en lo que trabajaba. Suena curioso, pero podría decir que pagaría por volver al trabajo.

Ahora no entiendo ni me explico cómo puede haber tanto nini en España (y con esto no me refiero a los que no pueden trabajar, sino al grupo de gandules que pasan de la vida y les importa una mierda la situación). Por favor, me gustaría que me expliquen en qué consiste la vida de estos individuos aparte de levantarse a las tantas e ir al gimnasio por las tardes (y digo esto porque la mayoría de los ninis que son ninis porque ellos quieren llevan esta rutina en sus «apasionantes» vidas según leí hace tiempo en un artículo de EL PAÍS).

Lo que menos me gustaría en estos momentos es que me tachasen a mí mismo de nini, pues ojalá estuviera trabajando en estos momentos, y es que jamás he estado parado en mi vida hasta que pasó «eso». Durante toda mi vida he estado estudiando y/o trabajando. Cuando no estudiaba trabajaba, pero vuelvo a repetir que (gracias a Dios) jamás he estado parado, pues es una situación que yo por lo menos ni aguantaba ni aguanto.

No soporto ver cómo pasan los días, el tiempo, y yo sigo igual que hace tres años y pico. Tengo estudios, experiencia, posibilidades, muchísimas ganas y todo lo que hace falta para empezar (de nuevo) en el mundo laboral, lo que no tengo es esa «posibilidad» de volver a hacerlo, y no por nada «raro», sino porque mi situación actual me lo impide por varios motivos.

Y es que ya hasta me da igual el trabajo que tenga que desempeñar, lo que vaya a cobrar y donde tenga que hacerlo, el caso es que lo que quiero o necesito es sentirme útil haciendo «algo».

Es más, aprovecho que estoy escribiendo sobre temas de «trabajo» para confirmar a los pocos que lean esto que el programa que hicimos llamado «A las 7» (aLas7TV), fue un proyecto emprendido por mí, y que quería llevar a cabo para tener algo que hacer y no sentirme tan «vacío».

Era algo que me apasionaba y lo sigue haciendo, y también era una forma o manera de sentirme útil y de no desperdiciar el tiempo haciendo lo mismo que ¿nada?, pues aunque (lógicamente) no ganábamos nada (sino lo contrario), a mi parecer era una manera de aprender cosas nuevas todos los que éramos y ya de paso, de echar unos buenos momentos y pasarlo bien.

Por todo esto creo que es una pena que lo que en su día fue un programa con una audiencia que no estaba nada mal (para ser un «medio local»), ahora no sea nada más que un par de cuentas vacías en las redes sociales.

Así que esto es todo por hoy. Ya sabéis que tengo ganas de trabajar y espero que no llegue tarde ese momento en el que vuelva al mundo laboral.

¡Buenos días/tardes/noches amigos!

A ver cómo empiezo esta entrada… El caso es que ayer por la noche entré a Facebook como todos los días y me saltó la típica notificación de «Hoy tienes recuerdos con tal y cual…» Vale, le doy a ver qué recuerdos tengo hoy y veo que hace un año tenía recuerdos con gente de mi pueblo y eso y hace dos años lo mismo, pero me he quedado loco cuando veo los recuerdos que tenía ayer hace tres años, porque he visto una publicación en dicha red social de un gran amigo con el que hace bastante no tengo ninguna relación por diferentes motivos. Él es Mario Lafuente, cantante de «15 a medias«, y la verdad me emocioné literalmente al ver el vídeo que incluía en la publicación de Facebook, porque no lo había visto hasta ayer. Sí, habéis leído bien, acababa de ver el vídeo por primera vez en tres años, y es que cuando lo publicó supongo que no estaba en momentos demasiado «cómodos» para andar trasteando (además, lógicamente la primera vez que entré en Facebook después de lo que pasó, y por lo que me daban ánimos en el vídeo, fue mucho más tarde). Por eso no lo había visto hasta ahora que ha sido cuando gracias a los recordatorios de Facebook he tenido acceso a él.

Bien, me gustaría decir que gracias a este vídeo me he dado cuenta de que he fallado en millones de cosas (supongo que como todo el mundo), pero me ha costado mucho aceptarlas y la verdad es que me sigue costando, pues creo que no soy la única persona que ha fallado en tantas cosas, aunque por lo menos sí lo reconozco.

También he de decir que por ejemplo, en las redes sociales y más concretamente en Twitter e Instagram, yo seguía a Mario hasta que dejé de hacerlo simplemente porque no soportaba ver a toda «mi gente» de Teruel (como los llamaba cariñosamente) pasándoselo bien y haciendo de todo sin mí. Es algo lógico que salgan a pasárselo bien y disfruten de la vida, pero cada vez que veía una foto o un simple tweet en el que aparecía algo de esto me venía abajo, me moría de envidia, no podía ver a toda mi gente pasarlo genial y yo tumbado en una cama porque no podía andar, no podía hablar, hasta me costaba un montón leer los tweets cuando empecé a coger el móvil después de todo. Y es por esto por lo que dejé de seguir a Mario y a mucha más gente en Twitter e Instagram (y ellos a mí), porque no soportaba ver cómo disfrutaban de la vida mientras yo sólo intentaba poder levantarme de la cama donde estuve más de dos meses. Pero como creo que ya lo he «superado», acabo de seguir de nuevo a Mario en la red del pájaro azul y en Instagram (a ver si me acepta en esta última…) Y sólo el tiempo dirá si no me vuelvo a hundir viendo las fotos y todo lo que publique.

Por cierto, ya que estamos aprovecho esta entrada para comentar que ayer (jueves por la noche) me iba a haber ido a la misma ciudad (Teruel) a pasar una noche de fiesta como hace cinco años que estaba viviendo allí, pero como ahora mismo no hay nadie «disponible» en el pueblo para salir, y los que hay no pueden salir, no me quedó otra que quedarme en casa (cuando escribí esto eran exactamente las 23:30), una hora en la que un día como hoy pero de hace cinco años como acabo de comentar, estaría cenando para irme a vivir la noche de un jueves turolense como los cientos que pude vivir en mi «buena época».

Para terminar la entrada y antes de compartir el vídeo, creo que tengo que decir que el título («La reconciliación») lo he puesto porque es lo primero que se me ha venido a la cabeza al pensar sobre cómo llamar a algo como esto, en lo que intento mostrar cómo me siento después de todo lo que ha pasado durante estros tres años y pico.

Así que espero que haya por lo menos una parte de la gente que me entienda y sepa o comprenda cómo me puedo sentir después de haber visto hoy por primera vez el siguiente vídeo:

Si me quedo con algo de toda esta historia, algo como una moraleja o algo que he aprendido, creo que sería algo como…

«Valora lo que tienes antes de que sea demasiado tarde, pues en un momento y cuando menos te lo esperas todo se puede ir igual que vino, pero de peor forma». (Y quizás no sea esta la frase más correcta o acertada para esta «experiencia», pero hoy no estoy muy «centrado» por todo esto, así que la he podido pensar mal. En dicho caso, si me doy cuenta la modificaré).

Sin más que añadir, espero que entendáis (otra vez más), y que comprendáis que he tenido muchos errores, de los cuales me arrepiento y ya estoy intentando «solucionar» (y me cueste lo que me cueste, estoy seguro de que por lo menos lo voy a intentar). Así que lo dicho, espero no perder jamás la magnífica relación que teníamos, porque en la vida se pueden perder muchas cosas que no tienen tanta importancia, pero los amigos son algo fundamental e incluso la base de la vida (y aunque esto suene un poco «extraño«, creo que es la verdad).

Antes de dejar de escribir, también espero que entendáis que aunque esta entrada la estoy centrando en una persona (Mario), la escribo pensando en todos y cada uno de la «familia» que fuimos durante lo poco que duró el rodaje de la serie con la que empezó todo. Lógicamente también va por todos vosotros, de los cuales podría empezar a poner nombres pero me llevaría bastante tiempo porque éramos mucha gente, así que sólo voy a nombrar a la persona que nos «juntó» a todos para llevar a cabo el proyecto «Veo cosas» que por desgracia nunca vio la luz, y esta persona es Miki Barrera. Lo dicho, gracias nuevamente por juntarnos a todos para hacer lo que más nos gustaba, y quiero que sepáis cada uno de los que «veíamos cosas» en 2012, que yo ya no estoy por Teruel, pero ya sabéis donde estoy y que sigo aquí para cualquier cosa que queráis o necesitéis. Lo prometo.

Sinceramente y muy atentamente os deseo lo mejor y espero juntarnos pronto todos los que éramos y poder «rehacer» nuestra amistad para de una u otra forma ser quien éramos y como éramos antes de todo.

UN FUERTE ABRAZO AMIGOS, ¡OS QUIERO!

¡Muy buenos días/tardes/noches amigos!

Como me prometí el otro día a mí mismo, me gustaría crear una entrada para agradeceros a todos los que me habéis felicitado por mis 25, pues aunque es lo más normal del mundo, a mí me ha hecho especial ilusión recibir tantas felicitaciones de todo el mundo, y por eso creo que la mejor forma de «demostrarlo» es con una entrada, pues me encantaría hacer un VLOG (vídeo) pero como ya sabéis me es muy difícil…

Sinceramente no sé por dónde empezar, así que contaré como fue mi día…

Pues nada, me levanté por la mañana sobre las 12 (sí, me apetecía dormir ya que era sábado y aunque no salí la noche anterior del viernes estaba cansado), e hice pocas cosas la verdad, porque después comí y me fui al rodaje que llevamos entre manos de un cortometraje que pronto (o eso espero) veréis. Ah, por esto y por ¿vagueza? no miré el móvil prácticamente en todo el día. Fue ya por la noche cuando llegué a casa cuando lo miré un poco mejor, porque después del rodaje volví a casa, volqué al Mac todo el material que tenía del rodaje y me metí a la ducha. Después de ducharme me fui con los tres hamijos que había a un bar del pueblo a echar unas birras, donde además hice una pequeña emisión por Periscope (a la que entró muy poca gente…). Y después del «birreo», los cuatro que éramos nos fuimos a cenar a un restaurante del pueblo donde además de cenar de lujo, me dieron una «sorpresa» al acabar de cenar cuando vinieron las dos responsables del restaurante con el postre, y vinieron cantándome el cumpleaños feliz. Además en mi postre (una tarta de chocolate divina, por cierto) ¡había una vela! SíSíSí, como lo leéis. La verdad es que yo me sentí mejor que nunca, pues me hizo mucha ilusión en aquellos momentos así de repente lo que pasó :D. Y después de cenar (acabamos sobre la 1 y pico) nos fuimos al pub «de siempre» donde había buen ambiente y estuvimos unas tres horas (tampoco mucho porque no había nadie de «los nuestros»), además allí también me encontré con más gente que me felicitó (sí, era muy feliz aquella moche de hace dos días…). Y poco más, me fui a casa y hasta el domingo.

Pues creo que esto ha sido todo, porque quería hacer una lista con todas las personas que me felicitaron tanto por Facebook, como por Instagram o WhatsApp, pero creo que es prácticamente imposible (lo siento, jo!). Creo que voy a tener que conformarme con dar un «pobre MG» a esas felicitaciones, porque lo último que quiero es que la gente piense que no me ha importado, pues he visto ya y he leído absolutamente todos los comentarios, «Wassas», etc y ME HAN ENCANTADO! Así que lo dicho… ¡Gracias de corazón  a todos los que me habéis hecho un pelín más feliz aportando menos de un minuto de vuestras vidas en dejarme un comentario o lo que sea! No quiero que suene cursi, pero… ¡OS QUIERO!  Millones de besos!