Delirios perpetrados por ‘influencers’, estos son 12 de ellos

Un artículo que vi sobre delirios de “influencers” hace ya tiempo en la web de moda de EL PAÍS y me llamó la atención, sin más.

delirios

Así que ahí va el artículo tal cual aparece en su fuente original ya mencionada y vinculada:

delirios
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    Vender agua usada de su bañera. La influencer y gamer británica Belle Delphine ha revolucionado las redes sociales estos días con su última ocurrencia: vender a sus seguidores el agua con la que se baña envasada en tarros de cristal por 30 dólares (unos 26 euros) cada uno. La influencer, que acumula 4,5 millones de followers en Instagram que permanecen atentos a sus publicaciones de tintes eróticos, ha logrado agotar el agua en solo un día. La respuesta a su nueva idea de negocio, en forma de memes de todo tipo, no se hizo esperar. Algunos incluso la acusan de vender agua sucia que podría atentar contra la salud de sus seguidores. Ella se ha limitado a recomendar “no beberla” y “utilizarla con fines sentimentales”.

  • influencers

     

    2 de 12

    Poner en riesgo su propia salud. El monte Neme, una antigua mina de wolframio ubicada en O Carballo (A Coruña), ha recibido las últimas semanas una avalancha de visitantes deseosos de fotografiarse junto a sus aguas turquesa. El problema es que el llamativo color de esta piscina natural gallega se debe a su contaminación. Bañarse provoca alergias, vómitos, diarreas e, incluso, fiebre, pero muchos no han dudado en peregrinar hasta la zona en busca de la instantánea perfecta (y unos cientos de likes a cambio). Numerosos comentarios en Instagram están alertando a estos influencers de los peligros que entraña el lugar, pero la mayoría hace oídos sordos y algunos tientan a la suerte dándose un chapuzón (con su consecuente alergia).

  • paul logan

     

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    Grabar cadáveres en el bosque de los suicidios. El youtuber Logan Paul recibió numerosas críticas en Internet cuando, a principios del año pasado, aprovechó su viaje a Japón con varios amigos para visitar el bosque de Aokigahara, un lugar ubicado en el monte Fuji al que acuden cientos de japoneses a acabar voluntariamente con sus vidas. No contento con grabar su tour por el lugar incluso filmó a uno de los hombres ahorcados que encontró durante su macabra visita. El revuelo que despertó el vídeo, que superó los seis millones de visitas, obligó a Paul a eliminarlo y pedir disculpas. El youtuber acumula a día de hoy 19 millones de suscriptores en su canal.

     

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    Ir de ‘salvador blanco’. Aida Doménech, mucho más conocida en redes sociales como Dulceida, la lio durante su viaje a Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en 2018. Todo empezó cuando la bloguera de moda colgó una foto dándose un baño relajante mientras la capital atravesaba la mayor sequía de su historia. Tras desatar la polémica, Dulceida remataba la indignación fotografiando a varios niños keniatas con unas gafas de su colección que acababa de regalarles. A pesar de que emitió un comunicado aclarando que no pretendía publicitar su marca, Twitter no tardó en calificar su comportamiento como “complejo del salvador blanco”, un concepto que hace referencia a la ayuda que una persona blanca da a otra que no lo es y que es percibida más bien como un beneficio para sí misma.

 
  • delirios

     

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    Tirar una silla por la ventana. Marcella Zoia tiene 19 años y es una conocida influencer de Toronto (Canadá). Su popularidad traspasó las fronteras de su país cuando fue arrestada tras lanzar una silla por la ventana a una altura de 45 pisos. El vídeo que grabó mientras lo hacía no tardó en viralizarse despertando todo tipo de críticas y la entrada en escena de la policía, que la detuvo por atentar contra la salud pública. Finalmente fue puesta en libertad tras pagar una fianza y, aunque podría haber causado incluso la muerte a alguno de los viandantes, el incidente se saldó sin heridos.

  • elle darby

     

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    Pedir cinco noches gratis en un hotel. La influencer británica Elle Darby, con 87.000 suscriptores en YouTube y 76.000 en Instagram, copó infinitos titulares después de que contactase con el dueño del hotel The White Moose Café, en Dublín, para plantearle una posible colaboración. Darby pedía cinco noches gratis a cambio de mostrar el hotel en sus redes sociales. El responsable del local, Paul Stenson, no solo no aceptó la colaboración de Darby, sino que respondió públicamente a su email en el Facebook del hotel. Aunque su nombre no aparecía en la entrada, sus seguidores no tardaron en identificarla. Las fuertes críticas empujaron a Darby a subir un vídeo de 17 minutos –ahora eliminado– a su canal de YouTube, titulado I was exposed (So embarrassing) (Fui expuesta, qué vergonzoso), en el que respondía a los comentarios y confesaba la vergüenza y la ira que sentía. También defendía que se puso en contacto con el hotel sin mala intención.

 
  • influencers

     

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    Colarse en la final de la Champions. Kinsey Wolanksi protagonizó una de las imágenes más comentadas de la final de la Champions del pasado 1 de junio. La californiana, que acumula más de tres millones de seguidores en Instagram, saltó al terreno de juego ataviada con un minúsculo body y recorrió medio campo antes de que el equipo de seguridad la detuviera. Su objetivo era promocionar la web de adultos de su pareja, que tras su aparición alcanzó los 32 millones de usuarios. Según ha afirmado, planea continuar su estrategia de carreras por los campos de fútbol para lograr el objetivo de tener el suficiente dinero con 30 años como para poder retirarse.

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    Posar en Chernobyl como si fuera un parque de atracciones. Decenas de jóvenes, muchos de ellos con un considerable número de seguidores en Instagram, han colgado las últimas semanas imágenes posando en el mismo lugar en el que ocurrió la tragedia nuclear más grande de la historia. La exitosa miniserie de HBO, que recrea con una verosimilitud casi de documental los catastróficos sucesos que siguieron a la explosión de la central nuclear en la madrugada del 26 de abril de 1986, ha provocado que muchos influencers (y otros con ínfulas de serlo) se hayan desplazado hasta Prípiat, la ciudad ucraniana abandonada tras la catástrofe. Allí se inmortalizan improvisando toda clase de poses, a cada cual menos respetuosa. Las imágenes han despertado una indignación similar a las tomadas por otros tantos instagramers en campos de concentración como Auschwitz.

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    Copiar descaradamente a otro influencer. Aunque esto ha ocurrido en incontables ocasiones es especialmente sangrante el caso de la instagramer Diana Alexa que replicó sin reparos las fotos de la fotógrafa y bloguera australiana Lauren Bullen. Alexa no solo recorrió los mismos destinos por los que Bullen viajaba con su pareja, sino que copió las poses, la ropa, los encuadres… todo. Después de que la autora de las imágenes originales denunciara a la usurpadora en redes sociales, esta eliminó las fotos y privatizó su cuenta.

  • kendall jenner

     

    10 de 12

    Contar la “historia más dura de tu vida”… y acabar anunciando una crema. La modelo e influencer Kendall Jenner y su madre y cerebro detrás del éxito de las Kardashian, Kris Jenner, se pasaron días anunciando en sus redes que tenían una “historia tan cruda como real” que compartir con el mundo. Los seguidores de la top model se imaginaban un anuncio de gran repercusión, pero la revelación terminó siendo que Kendall se convertía en imagen de la marca de productos contra el acné Proactiv. La modelo confesó que ella también padecía esta enfermedad en la piel como si de un testimonio de superación se tratara y las críticas no tardaron en generar un ruido incomparable en redes sociales. Aunque su credibilidad se vio debilitada momentáneamente, a la hermanastra de Kim Kardashian no le faltan marcas con las que seguir colaborando.

  • influencers

     

    11 de 12

    Utilizar desastres naturales para ganar seguidores. Raro es que los instagramers no compartan en sus redes mensajes de apoyo ante atentados terroristas, desastres naturales y todo tipo de desgracias. Especialmente sonado fue el caso de las cuentas que utilizaron los incendios forestales de California en 2018 para compartir imágenes de ellos mismos posando tan felices (e incluso desnudos). Raline Shah, por ejemplo, colgó ante sus seis millones de fieles varias imágenes –como la que acompaña estas líneas– en las que posaba sonriendo y saltando acompañadas por el texto: “Estoy muy triste al enterarme de los incendios en Malibú y rezo por la seguridad y la fortaleza de los bomberos que luchan allí”. Otros incluso aprovecharon para publicitar productos relacionando el contenido con la devastación causada por el fuego.

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    12 de 12

    Pagar 600 dólares por unos zapatos de 20. Para comprobar el verdadero conocimiento de moda de los influencers de moda (valga la redundancia) y, de paso, hacer una promoción redonda de sus productos, una cadena americana de zapaterías low cost orquestó un engaño el año pasado. Varios instagramers de Los Ángeles fueron citados “en una exclusiva convocatoria” para conocer en primera persona la firma de zapatos Palessi. Con la particularidad de que tal marca no existía, era una ilusión creada por el departamento de comunicación de la empresa de bajo coste Payless. 80 fashionistas acudieron a la cita y varios de los invitados llegaron a pagar entre 200 y 600 dólares por un par de zapatos que realmente costaba 20. El dinero les fue reembolsado cuando se descubrió el engaño, pero el experimento dejó a más de uno en evidencia.

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