Esta es mi primera entrada desde que esta mañana he «re-inaugurado» la categoría «Actualidad«, y es sobre un artículo que he leído esta misma mañana en EL PAÍS en el cual comentan «lo nuevo» de Apple. Y como es una suma de varios temas que me apasionan (Apple, drones, grabación aérea de vídeo, etc…) he decidido que esta sea la entrada #362 desde que re-abrí el sitio.
Sin más hago un copia-pega literal del artículo para que le echéis un ojo, pero por supuesto antes dejando la FUENTE.
El mayor fabricante del mundo, DJI, presenta un dispositivo que alcanza los 72 km/h y está pensado para grabar escenas deportivas; Apple lo comercializará a partir del día 15.
Si King Kong volviera a encaramarse al Empire State ahora, le costaría mucho más librarse de un enjambre de drones que de unos cuantos aeroplanos calamitosos. En Manhattan, como en muchas otras zonas urbanas, no pueden volarse al aire libre estas pequeñas aeronaves. Aunque sea encerrados en unas naves del oeste de la isla, hoy, al menos, se ha podido ver cómo uno de los drones último modelo se pega como una mosca a los objetos que filma y cómo corta el aire a más de 70 kilómetros por hora.
Queda por saber qué primer plano habría sacado del gorila gigante el Phantom 4, la nueva propuesta para el usuario particular (pero con posibles) de DJI, el mayor fabricante de drones del mundo. Un portavoz de la compañía china confiesa que el deseo era presentar el nuevo modelo en el Mobile World Congress de Barcelona que se celebró hace una semana. No dio tiempo y no puede ocultar su estrés a unas horas del lanzamiento mundial en Terminal 5, una sala de conciertos del oeste de Manhattan.
Las primeras unidades del dron acaban de llegar desde las factorías de Shénzhen, rodeadas de arrozales, a un barrio de antigua mala fama de Nueva York. Aquí, en Hell’s Kitchen, la cocina del infierno, vivía el pequeño Vito Corleone en la novela de Mario Puzo. En la vida real, fue un gueto que avergonzaba por su delincuencia al resto de barrios de la isla. Ahora no es más que una zona insulsa asomada al río Hudson. El Phantom 4 bien podría alejarse de aquí, si lo dejaran, para grabar desde las alturas Central Park, el puente de Brooklyn o el memorial del 11S; tiene un alcance de cinco kilómetros.
En esta puesta de largo, la empresa china quiere despedirse de los proveedores de lentes (Sony y Go Pro han fabricado para ellos hasta fecha reciente) y asumir cada vez más la fabricación de los componentes de sus drones. El cuadricóptero que hoy presenta tiene una forma peculiar, algo que han buscado con intención: el Phantom 3, la anterior versión, despertó críticas porque en algunos planos muy rápidos se colaban las hélices. Pero el motivo no es solo ese: «La forma se ha pensado también para que quede bien en las tiendas de Apple», comenta una fuente de la compañía. DJI, una empresa que ha crecido a mayor ritmo que su red comercial, se ha asociado con el gigante tecnológico para que lo comercialice en exclusiva en sus tiendas durante un mes a partir del día 15. También puede encargarse online por 1.599 euros en Europa. Con la boca pequeña, la misma fuente adelante que en Estados Unidos el precio será de solo 1.399 dólares. «La diferencia se debe a los impuestos», se apresura a señalar a EL PAÍS, invitado a la presentación.
Comparándolo con la anterior versión, de hace un año, llama la atención el salto de aquellas dos cámaras a estas cinco. La principal suma 12 megapíxeles y graba, en calidad 4K, 129 frames por segundo, que promete un 36% menos de distorsión. Las cuatro restantes, dos frontales y dos cenitales, actúan como sensores que detectan y ayudan al aparato a esquivar obstáculos, una de las novedades que más se ha subrayado en la presentación. Todas pueden cambiarse y a esta comodidad se añade que las hélices se montan y desmontan en un clic, sin necesidad de enroscarlas.
Interiores y deportes
El Phantom 4, como otros muchos nuevos drones, ya no se fía del GPS y piensa en su manejo en interiores. Mantiene su sistema de conexión por wifi, Lightbridge, pero el alcance duplica el del anterior modelo, que llegaba solo hasta los 2.3 kilómetros. También mejora la autonomía de la batería: de 23 o 25 minutos de las diferentes versiones del Phantom 3, la nueva pasa a 28 minutos. Al tiempo, lógicamente, crecen los mAh: frente a los 4.480 del Phantom 3, la batería de los 4 es de 5.350.
De sus tres modos, destaca en especial el de deportes. Incorpora Activity tracker,una función que permite al usuario marcar el objeto al que se quiere ir y que mueve el aparato hasta él, incluso aunque se esté desplazando rápido. La clave, para el fabricante, está en que no es solo que el dron reconozca el objeto, sino que no lo pierde ni se despista cuando se mueve. Una vez alcanzado, lo sigue, describiendo círculos a su alrededor. Mejora además su velocidad: el tope, los 58 kilómetros por hora, un progreso notable con respecto al modelo anterior. La rapidez es un 25% mayor en vuelo horizontal y un 15% en el vertical.
EL ‘STEVE JOBS’ QUE ADORABA LOS HELICÓPTEROS
DJI es el sueño de otro emprendedor asiático admirador confeso de Steve Jobs, Wang Tao, que ha occidentalizado su nombre como Frank Wang. “Cuando estaba en primaria vi por primera vez un helicóptero de aeromodelismo en un escaparate. Costaba lo mismo que el sueldo de siete meses y mi familia no se lo podía permitir”, declaró hace dos años en una entrevista. Por sus buenas notas del instituto, terminaron regalándole uno, pero Wang lo estrelló al poco de montarlo: “Para la gente normal era imposible volar esa máquina”. Los drones, solo muy gradualmente, han facilitado la tarea.
Wang montón DJI hace diez años, cuando él contaba 24. Ahora da trabajo a unos 4.000 empleados y lleva a gala que los dedica exclusivamente al uso civil. También presume de cubrir el 70% del mercado mundial de estos aparatos, aunque no publican datos de ventas. Sí dan este otro: sus drones han recorrido ya más de dos millones de kilómetros.
Quienes manejan drones saben que la dificultad del manejo está lejos de superarse. El Phantom 4 dice mitigarla con la aplicación, para Android y iOS, TapFly. «Es más intuitiva», señala una fuente de la compañía: «Mover el dron a derecha e izquierda es como en un videojuego». Además, la pequeña aeronave incorpora una función para que se pare si va muy rápido y otra para que se merodee sobre un objeto que no puede esquivar. DJI asegura que está dotado de una inteligencia que le permite aprender de su entorno: se hace una composición de lugar de los obstáculos de una escena para repetirla con más eficacia.