¡Buenos días, majos! En esta ocasión estoy escribiendo mi entrada #410 para compartir con vosotros un artículo que encontré ayer en varias webs (y además exactamente el mismo) que me pareció muy interesante, pues trata un tema del que día tras día no solo yo, sino cualquier usuario habitual de Instagram nos estamos dando cuenta. Podría opinar ahora mismo un montón de cosas que tengo en la cabeza sobre este tema, pero como si me lío a escribir más no paro, lo mejor será que deje el artículo tal cual lo he sacado de sus fuentes y ya vosotros mismos seáis los que opinéis y saquéis vuestras conclusiones. Así que debajo de la imagen comienza el artículo.
Instagram, al igual que Facebook, ha conseguido que sus usuarios, a través de ella, compartan su vida, su día a día, convirtiéndonos a todos en testigos de los madrugones de nuestros amigos y conocidos, de sus desayunos-comidas-meriendas-cenas, de sus regalos de cumpleaños, de viajes con los que suelen dar envidia, etc.
Pero, sobre todo, Instagram se ha convertido en un arma muy valiosa para las chicas, que usan la aplicación como un barómetro de su popularidad y como herramienta de autoestima.
Un estudio reciente recogido por el medio Time desveló que tres cuartas partes de las adolescentes utilizan Instagram como una vía de escape, como una aplicación en la que pueden sentirse libres y ser ellas mismas, pero esto, como casi todo, tiene sus ventajas y sus peligros.
Instagram permite a los usuarios compartir sus fotos, darle a «me gusta» a otras publicaciones de amigos, así como hacer comentarios. Muchos aseguran que la competencia por los «me gusta» fomenta la creatividad en los jóvenes usuarios, pero también hay que tener en cuenta lo engañoso que puede resultar ‘vivir’ la vida a través de los filtros de Instagram.
Los jóvenes pueden llegar a obsesionarse con los “me gusta” de sus fotos, verse afectados por los comentarios que dejan otros usuarios y exponerse a críticas que pueden hundirlos anímicamente, por eso es tan importante el control de los padres -como en cualquier otra red social-.
De acuerdo con la cofundadora del Instituto de Liderazgo de las Niñas (Girls Leadership Institute), Rachel Simmons, la confianza de las niñas en sí mismas depende de su ‘popularidad’ o éxito en Instagram, y que los adolescentes no usan la aplicación como una simple herramienta para subir fotos, sino para mucho más.
PARA SABER QUÉ PIENSAN REALMENTE LOS AMIGOS
Pueden llegar a creerse a pie juntillas los comentarios que otros usuarios hacen en sus fotografías, hasta el punto de cambiar su forma de vestir, el color del pelo o cualquier otro rasgo de su personalidad para sentirse queridas por ‘todos’ sus seguidores.
PARA MEDIR CUÁNTOS AMIGOS TIENEN
Si una chica le ha dado un “me gusta” a una foto de un amigo y este no le ha devuelto el “me gusta” entonces no es un verdadero amigo. Esta es la forma que tienen de medir los amigos ‘reales’ en la red social.
COMO BARÓMETRO DE POPULARIDAD PÚBLICA
Cuántos más comentarios tengan sus publicaciones, más “me gusta” y, por supuesto, más seguidores, entonces más popularidad tendrán entre sus amigos. Además, en cuantas más publicaciones te etiqueten, aunque no aparezcas en ellas, también será síntoma de popularidad.
COMO MEDIO PARA TOMAR REPRESALIAS
¿Y si están enfadadas con alguien? Pues que mejor manera que hacerlo público a través de algún que otro comentario con indirecta incluida, recortar a alguien de una foto en la que salía, etiquetar a todos en una imagen menos a un individuo en concreto, publicar la foto de una fiesta a la que no fueron invitadas, etc. Todos mensajes crípticos para mostrar su cabreo.
COMO HERRAMIENTA PARA HACER MARCA PERSONAL
Pero tampoco hay que olvidarse de que Instagram funciona también muy bien como herramienta para hacer marca personal. No en vano vemos como triunfan hoy en día bloggers que tienen como plataforma principal a Instagram. Gracias a la aplicación consiguen que marcas importantes de ropa, calzado o cosmética, por ejemplo, las vistan y le hagan regalos para que estas a su vez le hagan promoción. Un quid pro quo que está muy de moda. Obviamente para ello las bloggers tienen que tener una gran cantidad de seguidores para que le salga rentable a las marcas su inversión.
Precisamente son en las bloggers en las que más se fijan actualmente las chicas jóvenes. Son su referente y hacen todo lo posible para parecerse a ellas, hasta comprar en las mismas tiendas para ingerir los mismos alimentos y tener sus cuerpos.
Las chicas, sobre todo las adolescentes, se siguen enfrentando a la presión de ser inteligentes y tener éxito, pero también de ser a la vez femeninas y atractivas. Instagram parece que les está sirviendo de plataforma para conseguir este objetivo, aunque, como decíamos más arriba, no todo es un filtro de Instagram y a pesar de tener sus ventajas también tiene sus inconvenientes…sociales y personales.