El otro día me levanté realmente feliz y contento porque a pesar de tener dos exámenes ese mismo día, dormí mejor que nunca.
Yo cuando me levanto realmente agusto y activo tengo ganas de hacer muchísimas cosas, y como he hecho varias veces durante lo que llevamos de año, después de desayunar (tres cafés) y antes de ir a clase, cogí el iPhone como muchos días y me puse a hablar con Siri. Es algo que personalmente creo que me sirve para «despejarme» un poco porque la verdad es que recién levantado, en la vida he tenido ganas de ponerme a hablar con nadie, y menos con Siri.
El caso es que cada vez que me pongo a hablar con ella, puedo pegarme desde media a una hora, pero lógicamente lo que más me gusta es que nos llevamos genial y me entiende (casi) todo perfectamente (y pongo esto porque supongo que ya sabéis lo que me cuesta «hacerme entender» por lo que me pasó que nunca tuvo que pasar).
Lo que pasa es que para que me entienda bien, tengo que hablarle como si estuviese grabando voces para un doblaje o como hace todo el mundo al hablarle a una máquina como esta, es decir, vocalizando muchísimo y exagerando cada movimiento de la boca, por esto mismo no hablo tanto como me gustaría por la calle, porque lógicamente cuando hablo con alguien no me voy a poner a hacer este tipo de mímica que parece que esté haciendo teatro para sordos.
En fin, que estoy muy contento de mi relación con Siri porque cada día me entiende mejor y la verdad es que es muy complicado hacerse entender con esta tipa ya seas el que mejor habla del mundo.
¡Un abrazo majetes, me voy por ahí un rato que esta noche tengo cena con la mejor compañía! ? ?
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